Acerca de mi...


Alguien dijo una vez que si te levantas por las mañanas con ganas de escribir; si sueñas con escribir; si necesitas escribir para sentirte realmente realizado y feliz… entonces, muy probablemente, se puede afirmar que eres escritor.

A mí, desde que era una niña, me ocurren todas estas cosas así que al final he acabado pensando que va a ser verdad eso de que tengo algo de “escritora”… al menos, suena genial!

Y como por circunstancias de la vida, he tenido la desgracia (o la suerte, según como se mire) de no dedicarme a esto profesionalmente, he decidido crear este blog como un pequeño almacén y/o escaparate de algunos de mis escritos y de otras creaciones ajenas que creo que merecen la pena.

Espero que os guste y que lo disfrutéis!

martes, 19 de agosto de 2014

Noelia y Mamá Naturaleza
Hace ya muchos, muchos años, en una región de un país muy lejano, vivía Noelia, una niña de ocho años muy alegre y despierta.
Vivía a las afueras de una ciudad y al lado de su bonita casa, se podía ver un profundo bosque lleno de toda clase de árboles. La ventana de la habitación de Noelia daba al bosque y la niña tenía gran curiosidad por adentrarse en él y ver todo lo que se encontraba allí.
Un sábado por la mañana, Noelia cogió a su perro Dogui y se adentró en el bosque. A medida que iba avanzando, la niña estaba más sorprendida al ver tales maravillas. La niña podía divisar toda clase de árboles y animales.
Noelia llevaba andando un buen rato y estaba muy cansada, así que decidió descansar. Se sentó en una enorme roca y acarició a Dogui, que estaba con la lengua fuera. De repente, una suave brisa acarició la cara de Noelia y pudo escuchar una voz dulce que le decía:
-         Hola Noelia, me alegra que te hayas decidido a venir a verme.
Noelia estaba algo asustada, cosa rara en ella.
-          ¿Quién eres? –preguntó Noelia-.
-          Soy yo, Mamá Naturaleza.
-          ¿Pero la naturaleza puede hablar? –preguntó Noelia sorprendida-.
-          ¡Pues claro! Además, tú ya me estás oyendo, ¿no? –dijo la Naturaleza-.
-          Mamá Naturaleza –dijo Noelia- se me está haciendo tarde y tengo que volver a casa. Mamá me ha dicho que no me retrase mucho…
-          Muy bien. ¿Vas a venir mañana?
-          Sí, claro. Es domingo y no tengo que ir al colegio.
-          Me parece muy bien porque tengo algo que enseñarte.
-          ¿Te encontraré aquí? –dijo Noelia-.
-          Sí, en esta misma roca.
Noelia cogió a Dogui y se fue a casa. Cuando llegó, su mamá la estaba esperando en la puerta y le preguntó:
-          ¿Dónde has estado?
-          En el bosque, dando un paseo –respondió Noelia con prisa-.
-          ¿Has visto algo bonito o interesante?
-          Nada en especial, mamá –dijo Noelia entrando a casa-.
Noelia había mentido a mamá. Sí que había encontrado algo interesante: ¡había conocido a Mamá Naturaleza! Pero no se lo quería decir a nadie, ni siquiera a su madre. Ella había visto en la tele los problemas que tenía el hombre con la naturaleza y eso la tenía preocupada. Estuvo toda la noche levantada, sin pegar ojo, mirando aquel maravilloso bosque, deseando que pasara la noche para volver a ver a Mamá Naturaleza.
A las diez en punto de la mañana, Noelia se dirigió al bosque. Cuando llegó a la enorme roca, empezó a llamar a Mamá Naturaleza y ésta acudió enseguida.
-          Ya estoy aquí –dijo Noelia-.
-          Ya veo, ya. Eres muy madrugadora –dijo Mamá Naturaleza riéndose-.
-          ¿No tenías algo que enseñarme? –preguntó Noelia impaciente-.
-          Sí, claro. Sígueme.
Noelia fue siguiendo esa suave brisa e iba viendo cosas increíbles: veía ardillas que le sonreían; árboles que le saludaban; piedras que se quejaban al pisarlas; flores que cantaban; a los abetos bailando con las hayas; pájaros tocando la guitarra y al río roncando tranquilamente. Noelia estaba boquiabierta, no tenía palabras para decir nada. Se dio cuenta de que habían bordeado todo el bosque y no estaba cansada. Mamá Naturaleza le había llevado muy suavemente. Noelia, emocionada, dijo:
-          Hoy ha sido el mejor día de toda mi vida. Nunca lo olvidaré.
-          ¿De verdad te ha gustado? –preguntó Mamá Naturaleza-.
-          ¡Claro que me ha gustado! ¿Y sabes una cosa?
-          ¿El qué? –dijo Mamá Naturaleza sorprendida-.
-          Que por más que lo pienso, no logro entender cómo hay gente que quiere hacerte daño… -dijo Noelia casi llorando-.
-          La verdad es que yo tampoco –dijo Mamá Naturaleza suspirando-.
-          Bueno, ¡es la hora de comer! –dijo Noelia intentando animarse-.
-          Sí, es verdad, ya es tarde. Quiero que sepas que aquí puedes volver cuando quieras porque siempre serás bien recibida.
-          Muchísimas gracias, Mamá Naturaleza.
Noelia pudo sentir el abrazo de aquel ser tan extraordinario y se fue a casa. Pensaba en lo maravillosa y valiosa que era la Naturaleza y en lo que acababa de ver…. Mientras, la Naturaleza pensaba en lo maravillosa que era Noelia…   ¡Si todo el mundo fuera así, no tendríamos problemas!

Junio de 1.996 (11 años)

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