Acerca de mi...


Alguien dijo una vez que si te levantas por las mañanas con ganas de escribir; si sueñas con escribir; si necesitas escribir para sentirte realmente realizado y feliz… entonces, muy probablemente, se puede afirmar que eres escritor.

A mí, desde que era una niña, me ocurren todas estas cosas así que al final he acabado pensando que va a ser verdad eso de que tengo algo de “escritora”… al menos, suena genial!

Y como por circunstancias de la vida, he tenido la desgracia (o la suerte, según como se mire) de no dedicarme a esto profesionalmente, he decidido crear este blog como un pequeño almacén y/o escaparate de algunos de mis escritos y de otras creaciones ajenas que creo que merecen la pena.

Espero que os guste y que lo disfrutéis!

miércoles, 30 de abril de 2014

EL VIAJE DE SOFÍA
La televisión estaba puesta pero casi nadie le estaba prestando atención. Sofía se levantó de su sillón y, con paso lento, salió al pasillo y fue hacia la habitación 103 que, desde hacía unos meses, se había convertido en su pequeño refugio, donde encontraba absoluto silencio e intimidad.
Hoy estaba decidida a realizar ese viaje, porque sentía que lo necesitaba. Cerró la puerta tras de sí y fue en busca de la caja plateada que ocultaba en la parte inferior del armario, debajo de algunas bolsas con ropa interior aún por estrenar.
Se sentó en la cama y abrió la caja con calma, disfrutando del tacto suave de la tela aterciopelada que cubría el interior, bajo la tapa, y de ese olor fuerte y característico a material que desprenden las cosas nuevas o con muy pocos usos.
Sus dedos delgados y temblorosos apartaron la tela y allí estaban ellos, sus queridos stilettos de charol rojo, tan elegantes y soberbios como entonces. Los sacó de la caja, los puso en el suelo y se descalzó, echando a un lado sus cómodas zapatillas negras de paño con algo de cuña.
Y entonces lo hizo: con mucho cuidado, se levantó y deslizó sus pies cansados hacia el interior de sus brillantes zapatos de tacón de aguja. Al principio, se sintió algo incómoda pero enseguida cerró los ojos y se transportó sesenta años atrás:
Desfilaba, de forma segura y firme, sobre una pasarela rodeada de gente que aplaudía a su paso y gritaba su nombre. Llevaba una corona y un bonito ramo de rosas blancas y no podía parar de sonreír, mientras caminaba con la sensación de estar acariciando el cielo.
Por un momento, Sofía notó el mismo sentimiento de plenitud y felicidad del día en el que la habían proclamado la mujer más bella del Universo y, por un instante, volvió a invadirle esa alegría que sintió antaño, al sentirse valorada y querida por tanta gente.
Pero, de repente, abrió los ojos y se encontró con la soledad de su habitación actual, aunque sentía que algo en su interior había cambiado. Y, mientras buscaba en sus bolsillos un pañuelo para secar la lágrima que resbalaba por su mejilla, tomó la firme decisión de no permitirse ni un solo minuto más de tristeza en su vida, porque siempre que sintiera que la pena llamaba a las puertas de su corazón, realizaría un viaje al pasado, para revivir sus recuerdos más bonitos, como analgésico contra las heridas del tiempo.
De esta forma, estaba convencida de que se reencontraría con la ilusión, al recordar y tomar de nuevo conciencia de lo afortunada que era por haber tenido la suerte de vivir cosas tan maravillosas.
Y así, satisfecha, con una sonrisa en los labios y el ánimo totalmente renovado, volvió a calzarse sus zapatillas negras y regresó al salón con el resto de residentes, sabiendo que había realizado un gran viaje que, sin duda, había merecido la pena.  


Noviembre de 2013 (29 años)
 

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