MANERAS DE QUERER
Es curioso comprobar cómo un mismo verbo se
puede llevar a la práctica de maneras tan distintas, ya que no todos pensamos igual, ni soñamos ni nos conformamos con lo mismo, ni nos
entregamos de la misma forma y, por supuesto, tenemos maneras muy diferentes de
querer.
Analizándolo con calma, seguramente no te resultará difícil encontrar ejemplos
en tu vida de los distintos tipos de “quereres” que existen:
- En primer lugar, está la gente que no te quiere o que no te sabe querer como tú quieres y necesitas que se te quiera. La gente que no te valora como tú esperas y que no vale la pena tener cerca, porque al final te acaba haciendo daño.
- Luego están aquellos que realmente te quieren (o mejor dicho, te aprecian), pero que no debes esperar ni que te lo digan ni que te lo demuestren. Son gente a la que le importas de alguna forma, pero no lo suficiente para que te antepongan a sus intereses en ningún caso.
- También existen las personas que te quieren y a las que les encanta decírtelo, pero no puedes esperar mucho de ellas cuando de demostrarlo se trata. Son de los de “te quiero perrito, pero pan poquito”.
- Después está aquella gente (y aquellos animales ^_^) que te quieren, y generalmente bastante, pero que jamás te lo han dicho ni te lo van a decir, porque carecen de esa capacidad para transmitir el afecto de forma tan directa. Pero sabes que te quieren con “amor del bueno” y no dudas de ello ni un solo instante.
- Y, por último, están aquellos maravillosos y extraños seres que te quieren de verdad, que se les nota y que encima no se cansan de decírtelo y no paran de demostrártelo.
Y
con demostrarlo y decirlo no me refiero a escribirlo a los cuatro muros en
facebook o twitter, que está tan de moda ahora, sino a transmitir palabras sinceras que están avaladas por actos, que son las únicas que tienen algún
valor.
Lo
que tengo claro es que a todos, absolutamente a tod@s, nos gusta sentirnos
querid@s y valorad@s y que, según las distintas formas de querer que nos profesan
y que vamos ejerciendo, nos dejan y vamos dejando diferentes tipos de huella en
la vida de la gente con la que nos cruzamos.
¿Y
cuál es mi manera de querer? Pues siempre he tenido la misma y ni sé ni quiero querer
de otra forma:
Quiero con alegría y con entusiasmo;
como loca; sin miedo; con el alma en cueros; como si no hubiera un mañana; con
pasión; con la inocencia de los que no saben que puede doler:
COMO LO HACEN LOS
NIÑOS
Ellos
no saben querer a medias, eso solo lo saben hacer los mayores. Los niños te abrazan
con mucha frecuencia, sin ningún tipo de vergüenza, poniendo el corazón en la
boca en cada beso que dan. Se les transparenta el cariño porque no entienden de
disimulos. Ellos quieren con la ilusión de los comienzos, con la emoción de los
reencuentros y con sonrisas contagiosas y constantes.
Y
sí, es cierto que querer de esta forma, sacando el alma a pasear (que es lo más
valioso que tenemos), conlleva un gran riesgo, porque te pueden hacer bastante
daño, pero sigo pensando que al final acaba mereciendo la pena y siempre compensa: es más lo bueno que se recibe que lo que se sufre con las cosas
menos buenas.
Considero
que hay que ser selectivo pero, cuando tomas la decisión de querer, hay que ser
firmes e ir hasta el final. Sin reservas, sin guardarnos en la mochila nada de
cariño para mañana, porque es una de las pocas cosas que se regeneran de verdad
y de forma exponencial a medida que se entrega: cuanto más cariño demuestras, más recibes a
cambio y, por tanto, mucho más tienes para volver a entregar.
PIENSO QUE HAY QUE QUERER DE FORMA DESINTERESADA PORQUE ES LA MANERA MÁS INTERESANTE DE QUERER
- Poder contar con alguien sin condiciones y poder confiar al 500% ya que, aunque conozca como nadie todas tus debilidades, sabes con absoluta certeza que jamás las utilizará en tu perjuicio.
- Saber que puedes ser tú mismo y abrir de par en par la puerta de tu vida y de tus miedos y sentirte la persona más protegida y segura del mundo.
- Experimentar esa magia especial que solo aparece cuando la entrega, el compromiso y la dependencia es total y deseada por ambas partes, porque se trata de construir, compartir, mejorar y crecer juntos.
- Consiste en complementarse apostando por el “nosotros”, porque uno más uno, cuando las piezas encajan, son siempre mucho más que dos.
En
definitiva, se trata de conjugar los verbos de la forma más enriquecedora para
todos y, a la vez, de la única manera que tiene sentido:
Yo te quiero y por eso te cuido
Tú me quieres y, por tanto, me cuidas
Nosotros nos queremos y nos cuidamos (siempre)
Y vosotros, si os queréis de verdad, os deberíais cuidar
Mil gracias por estas palabras. Acabo de descubrir tu blog. Sigue con él! M.L
ResponderEliminarMil gracias a ti por leerme, por comentarme y por tus bonitas palabras de ánimo. No te imaginas la ilusión que me hace y la fuerza que me da =) Saludos!
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