Acerca de mi...


Alguien dijo una vez que si te levantas por las mañanas con ganas de escribir; si sueñas con escribir; si necesitas escribir para sentirte realmente realizado y feliz… entonces, muy probablemente, se puede afirmar que eres escritor.

A mí, desde que era una niña, me ocurren todas estas cosas así que al final he acabado pensando que va a ser verdad eso de que tengo algo de “escritora”… al menos, suena genial!

Y como por circunstancias de la vida, he tenido la desgracia (o la suerte, según como se mire) de no dedicarme a esto profesionalmente, he decidido crear este blog como un pequeño almacén y/o escaparate de algunos de mis escritos y de otras creaciones ajenas que creo que merecen la pena.

Espero que os guste y que lo disfrutéis!

miércoles, 23 de octubre de 2013


DEL HOMBRE QUE ENSEÑÓ A TOCAR LA GUITARRA A SARA CARBONERO


Hoy cumple 58 años y habrá pasado un día tranquilo, de lo más normal. Se habrá levantado sobre las siete o siete y media, sin despertador, porque no le cuesta nada madrugar. Se habrá quitado la mascarilla de la máquina para la apnea, que le habrá dejado esa horrible marca de la goma sobre su pelo canoso, y se habrá puesto su bata verde oscura. Su gato se habrá levantado con él y habrán bajado juntos las escaleras.

Puede que haya tenido la tentación de cantar o silbar alguna melodía mientras bajaba, pero seguramente se habrá contenido por no despertar a su mujer, que suele levantarse un poco más tarde que él. Después, en la cocina, se habrá puesto su taza de porcelana con leche a calentar, para después tomársela con un poco de café descafeinado (la tensión la tiene algo alta), con tres cucharadas de azúcar y dos rebanadas de pan: una con mantequilla y la otra con mermelada de naranja. Camiseta interior, pantalón de pana, camisa a cuadros, chaleco de punto, “Agua Fresca” de Adolfo Domínguez y al colegio.

Siempre fue un hombre sencillo, de gustos simples y rectitud de carácter. No necesita grandes cosas para ser feliz y me consta que lo es: un huevo frito, un periódico, una partida de cartas, una buena canción de Los Sabandeños, un puro “Don Julián”, una carrera en la tele de motos o coches, una onza de chocolate Josefillo, una victoria de Nadal o del Madrid, tras haber hecho un gran partido de liga, de esos que antes ponían en abierto los sábados por la noche…

Es funcionario, lleva más de 30 años trabajando y nunca le he oído quejarse, ni faltar un día por encontrarse mal, ni intentar “chupar del bote”. Alguna fotocopia sí que ha caído, pero muy poco más. Es honesto e íntegro, de los de verdad, de los que no pueden hacer ningún “chanchullo” porque su ética y su sentido de la responsabilidad no se lo permiten. Ni hoy, ni ayer ni mañana, oiga.

Es y siempre ha sido muy inteligente, desde niño. Su madre recuerda que cuando apenas levantaba un palmo del suelo, dejó a un médico asombrado, por una respuesta que le dio. El doctor, anonadado, le dijo a la orgullosa madre: “Este niño es muy listo y llegará lejos”.  

Y ese médico no se equivocó porque ha llegado todo lo lejos que él ha querido llegar. Tiene la vida que quiere porque ha conseguido crear y rodearse de todo lo que necesita para vivir de forma apacible y enriquecedora: familia, buenos conocidos y conocidos buenos, música, cultura y algo de deporte. Lo de que “no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita” es algo que siempre tuvo muy presente y, por eso, no ha sido pobre ni un solo instante de su vida. 

Y duerme muy bien por las noches porque no hay mejor almohada que actuar siempre siendo fiel a los mismos principios, tener la conciencia tranquila y sentir la satisfacción del deber cumplido.

Es un buen hombre y, por supuesto, un buen padre; de los mejores, de los que quedan pocos. De apariencia seria, pero de corazón, a base de años y algunos golpes, cada vez más blando.  Siempre que escucho a Alejandro Sanz cantar lo de “Imagino que engordaste para que el alma te entrase” siento una especie de envidia, porque esa magnífica frase debería habérseme ocurrido a mí para él.

Y sí, fue la persona que enseñó a tocar la guitarra a Sara Carbonero y, para casi todo el mundo, ése será el único dato interesante, pero, afortunadamente, es el menos importante para mí.




23 de Octubre de 2013, 29 años

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