Han pasado días o incluso meses. ¡Cómo cambia la vida! En cuestión de segundos puedes perderlo todo, sin ninguna explicación ni sentido. Pero lo asombroso es que hay demasiados como yo que también buscan un porqué.
Lo tenía prácticamente todo, una vida perfecta. Me sentía querida, protegida. ¡Era realmente feliz!, sobre todo, gracias a él: Marcos. Éramos inseparables. Lo compartíamos todo. Añoro sus caricias, su olor, nuestros largos paseos… Pensé que siempre estaríamos juntos.
Pero me equivocaba.
Jamás olvidaré ese día. Recuerdo que hacía muchísimo calor. Era un viaje normal. Como siempre, paramos para descansar. Bajé del coche y cuando buscaba algún lugar donde calmar mi sed oí que se alejaba y me dejaba allí…sola. Le llamé desesperada pero no me oyó. Intenté seguirle pero fue inútil. En pocos segundos vi como mi felicidad se desvanecía. ¡Cómo pudo olvidarse de mí!
Ahora nada tiene sentido.
Me siento sola, perdida, sin rumbo. Pero sigo aquí, donde me dejó, esperando que vuelva. Espero que lo haga pronto porque no podré aguantar mucho más. He cambiado bastante desde entonces y puede que ni me reconozca. Mis ladridos ya no son lo mismo, apenas tengo fuerzas para levantarme y mi mirada sólo irradia tristeza. Una tristeza que habita en mi alma desde el momento en que conocí la traición, la deslealtad y la ingratitud de aquel por quien yo, sin esperar nada a cambio, lo daría todo.
LPY
"Precioso". Es una realidad tan triste pero tan habitual...
ResponderEliminar