Ojalá
Ojalá en el mundo no existiera el odio;
ojalá el dinero no fuese el “gran amo”;
ojalá que las armas fueran de juguete y los misiles llevasen abrazos.
Ojalá las lágrimas supieran a miel;
ojalá las guerras fuesen de cariño;
ojalá que los besos fueran tan frecuentes como los latidos.
Ojalá los muertos muriesen felices;
ojalá los vivos viviesen contentos;
ojalá que todos los niños del mundo, antes de dormirse, oyeran un cuento.
Ojalá los ricos fuesen menos ricos;
ojalá los pobres tuvieran más suerte;
ojalá que nunca hubiese nacido la pena de muerte.
Ojalá en el mundo no hubiera toreros;
ojalá las bombas fuesen de alegría;
ojalá que los coches fueran más seguros y la carretera menos asesina.
Ojalá los árboles pudieran quejarse;
ojalá con basura se hiciese el papel;
ojalá que los ciegos tuvieran los ojos del que no quiere ver.
Ojalá los médicos lo curasen todo;
ojalá los hombres fueran más humanos;
ojalá que todos tuvieran más tiempo para ir más despacio.
Ojalá los mares fueran siempre azules;
ojalá la gente leyese más libros;
ojalá que el paro desapareciera y el policía estuviese inactivo.
Ojalá fueran versos todos los insultos;
ojalá el tabaco quemase en los dedos;
ojalá que el hombre supiera plagiar la bondad del perro.
Ojalá la música fuera nuestro idioma;
ojalá los ancianos pudieran valerse;
ojalá que el fuego fuera más sumiso y menos caliente.
Ojalá la sangre nunca fuese fría;
ojalá el diálogo evitara las guerras;
ojalá que los tristes tuvieran más sueños y menos tristeza.
Ojalá con el tiempo este mundo cambie;
ojalá sea pronto y sea para bien;
ojalá que algún día seamos capaces de ir hacia delante sin retroceder.
9 de Febrero de 2003 (18 años)
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